martes, abril 10, 2012

Viaje a Bizancio

I

Ese no es país para viejos. Los jóvenes,
uno en brazos del otro; los pájaros
-esas generaciones moribundas-,
en su canto; los mares
repletos de caballa, las cascadas
de salmón,
pez, carne o ave alaban, a lo largo
del verano,
lo que es engendrado,
nace y muere. Desdeñan, atrapados
en esa música sensual,
los monumentos del intelecto inmortal.

II
Un hombre viejo es una cosa vil,
un traje andrajoso en un palo, salvo que
bata palmas y cante, cante alto,
por cada andrajo de su vestidura mortal.
Pero allá no hay escuelas de canto, hay que estudiar
sus monumentos de magnificencia;
y por eso he cruzado los mares y he llegado
a la santa ciudad de Bizancio.

William Butler Yeats

Pedazo o fragmento, traducido por Hugo Padeletti

viernes, marzo 16, 2012

El bello y desdeñoso Alexis
ha dejado los bucólicos
paisajes sicilianos de su infancia
y ahora frecuenta
una sauna en pleno Harlem
lleno de negros y cocodrilos ciegos.
Estaba harto de su enamorado
que le ofrecía rústicos presentes:
queso de oveja, miel, guirnaldas
entretejidas de violetas y perfumado de eneldo.
Muy poco le importaban
los cantos y suspiros lastimeros
del pastor Colidón.
Cuando fuiste novio mío
por la primavera larga.
¿Será cierto que en New York
Lorca vio a Whitman desnudo,
rodeado de muchachos,
en un tranvía tirado por leopardos?

Juan José Hernández. Reales Sitios.