lunes, mayo 15, 2006

29 de marzo (1940)


Tienes que reconocer que las magníficas promesas de la ciencia futura te aterrorizan y de buena gana las verías abortar. No por la razón de que la ciencia cree armamentos mortíferos (se encontrará siempre la defensa equivalente; y de todos modos no es la matanza de hombres lo que te disgustaría: venimos al mundo para morir) sino porque la ciencia podrá proporcionar un día tales medios de control sobre la vida interior y sobre la vida física del individuo (sincerity test, esterilización, etc.) que la vida no valdrá ya la pena de ser vivida. La conclusión típica de las novelas futuristas es, en efecto, tras una descripción del mecanismo controladísimo de aquella vida, un clímax de cascamiento de cojones debido al cual las masas se desencadenan matándose y enloqueciendo con tal de librarse de la pesadilla. En resumen, morir (sea a espada o de rayo mortal) no es nada: vivir científicamente parece espantoso.

Cesare Pavese en El Oficio de Vivir

1 comentario:

Anónimo dijo...

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