"María pensaba en que las bodas fuesen honrosas y cumplidas, más que en su propia boca, que intercede ahora por vosotros. Las antiguas romanas se contentaban con agua por bebida, y Daniel desdeñó los manjares y adquirió la ciencia. Bello como el oro fue el primer siglo: el hambre hacía sabrosas las bellotas, y la sed trocaba en néctar los arroyos. De miel y langostas se alimentó el Bautista en el desierto: por eso es tan glorioso y grande como en el Evangelio se os manifiesta".
Dante en el Canto vigésimo segundo de El Purgatorio.
lunes, agosto 13, 2007
para la mañana
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PORTÁTIL
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