viernes, junio 09, 2006

estampilla con pirámide

El niño solitario debe jugar sin hacer ruido porque sus padres duermen la siesta. Se arrodilla en el piso entre las camas empujando una caja de fósforos e imagina que el va sentado adentro. Hace calor. Al destaparse, dormida, su madre ha dejado los senos al aire, como si fuera la Esfinge. El auto, pues eso es lo que es, se mueve muy despacio porque las ruedas se entierran en la arena. Adelante nada, salvo viento, cielo y más arena.
“Shhh”, dice el padre severamente al viento del desierto.

Charles Simic, Totemismo y otros poemas

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