Nunca estuve convencido por mí mismo de que yo existiese. Es que la imagen que me hago de las cosas que me rodean es tan inconsistente, que siempre tengo la impresión de que esas cosas deben haber vivido alguna vez pero ahora están desapareciendo. Siempre, querido señor, tengo intención de ver las cosas tal como son antes de que se me muestren. Entonces, son ciertamente hermosas y tranquilas. Así deben ser, ya que con frecuencia oigo a la gente que así lo sostiene.
martes, noviembre 14, 2006
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PORTÁTIL
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9:01 p. m.
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